A sabiendas de que el estrés es el gran enemigo del empleado del siglo XXI (y de las organizaciones, ahí están las cifras) gestionar el estrés es desde luego una tarea pendiente en nuestras organizaciones. Y aparte de pendiente, es una tarea compleja. Pero por comentar unas cuantas ideas al respecto, que no quede.
Hablamos sobre ello en el webinar Happy Talks del 11 de octubre de 2023 de @happyforce. Lo titulamos “Cómo gestionar el estrés y evitar el burnout” y en este artículo encontrarás algunas de esas ideas que aparecieron en la conversación.
Estrés, ansiedad y burnout, tres conceptos relacionados
Para empezar a hablar de burnout laboral hay que remitirse como siempre a las definiciones, al significado de las “cosas” de las que vamos a hablar. Así que, de manera muy somera diríamos que:
- El estrés es una reacción fisiológica de defensa ante una situación que percibimos como amenazadora o de alta exigencia. Existen distintas formas de estrés, particularmente un estrés que le llaman bueno (el llamado eustrés) y un estrés malo (o distrés, el que más conocemos), aparte de que puede ser agudo (fuerte y puntual) o crónico (de diversa intensidad pero sostenido en el tiempo).
- La ansiedad es el síntoma más habitual y notable provocado por el estrés. Es un estado de tensión indeseable (innecesaria, excesiva, prolongada…) con una amplia gama de manifestaciones físicas y psicológicas (cefaleas, náuseas, irritabilidad, bloqueos, etc.) Puede llegar a convertirse en un trastorno patológico y relacionarse con otras dolencias, aparte de condicionar mucho nuestras conductas.
- El burnout (o síndrome del profesional quemado, o síndrome de desgaste profesional, llámalo equis) es el resultado de un contexto crónico de estrés. Suele relacionarse con situaciones de agotamiento emocional, despersonalización y baja o nula realización personal. Supone diversos síntomas psicosomáticos, emocionales y conductuales, acompañados con frecuencia de una negación de los mismos.
Estrategias de gestión del estrés
Cuando llega la hora de gestionar el estrés… En primer lugar, hay que saber darnos cuenta de que está presente. No es tan sencillo como parece reconocer el estrés en uno mismo antes de que llegue una situación de burnout, porque el cuerpo es una máquina preparada para aguantar lo que le echen, por así decir.
Y lo que nos echamos, porque el problema de base es cultural. No hace falta llegar al extremo del karoshi para comprender el peso de la carga de trabajo en el síndrome de burnout. La primera medida por tanto es organizativa, en el sentido de optimizar, equilibrar o reducir la carga de trabajo de los empleados.
La resiliencia será nuestra mejor herramienta para gestionar el estrés cuando el cuadro todavía no es crónico. Debemos cultivar esta capacidad para doblarnos sin rompernos, para recuperarnos de situaciones adversas. Este trabajo pasa, nos cuenta Lidia Martínez, por un trabajo de autodescubrimiento:
- ¿Cómo he llegado emocionalmente hablando a esta situación?
- ¿Cuál es mi personalidad y cómo ha influido en ello?
- ¿Cómo influye mi autoestima en mi nivel de estrés?
- ¿Cuáles son mis expectativas respecto a la realidad en mi trabajo?
El apoyo del entorno, fundamental
Cuando ya se ha manifestado un cuadro de estrés crónico, lo más probable es que debamos buscar ayuda profesional, sea acompañamiento de coaching, sea terapia psicológica. Aquí la organización tiene el deber de facilitar este cuidado con todas sus fuerzas, y también de normalizar este tipo de casos. Todos sufrimos estrés ocasionalmente, y no hay razón para ocultarlo, negarlo o minimizarlo.
En ese sentido, recuerda Martínez, la responsabilidad es compartida. La organización, pero también el entorno profesional (líderes, compañeros y equipo) y personal (familiares y amigos) deben participar. Hablarlo y compartirlo ayuda enormemente a aliviar la carga psicológica. En este sentido, el enfoque de la ansiedad que viene de la psicoterapia emocional sistémica puede ser de mucha ayuda.
Pero hay una condición para que ese entorno tenga un efecto realmente positivo, y es que haya unos valores adecuados y compartidos. Por ejemplo en cuanto al equilibrio de la vida profesional/personal o a ver el estrés como una debilidad. Es decir, si la organización o tus compis o tu abuela dicen que el trabajo es lo primero y que bah, que no te quejes tanto… Cambia de organización o de compis; de abuela no vas a poder, mala suerte.
Lo contrario del estrés: el bienestar
Aprender a gestionar el estrés no es tarea sencilla. En cuanto a buscar el lado feliz del trabajo en un sentido amplio, ¡cuenta con Happyforce!
Pregúntame sobre la herramienta si necesitas medir la felicidad de tus empleados.
Estupendo día.
Artículo en la web original --> Click Aquí