EL CAMINO SE HACE ANDANDO

¿Cuántas veces comenzamos algo queriendo saber cómo será todo el proceso?

Queremos ver al comienzo cada curva, cada bache y saber si acabaremos en la cima de la montaña o en lado del camino. Esa nos encanta, la dramática, pensar en qué acabaremos tirados en el badén. 😀

El corto-placismo de querer todo YA, la presión y el miedo al fracaso hacen mella, son gota a gota una erosión que interviene cada vez que queremos hacer algo nuevo, algo que sale de lo que conocemos, de nuestra zona de confort. Algo que choca con alguna de nuestras creencias (que ni sabemos), que nos produce estrés, algo que ya no entra en nuestro “identidad”. Esa llena de etiquetas que puede encorsetarnos y no dejarnos crecer como queremos, no dejarnos ir por otro camino que de primeras parece más tenebroso, más costoso, en el que necesitamos un esfuerzo extra. .

Y el precio puede ser demasiado alto como recuerdo de la universidad hay que tener en cuenta el coste de oportunidad, ese que no esta en los gastos fijos ni variables, ese que habría que definir muy bien para saber dónde se esconde y es el coste de hacer una cosa en vez de otra. Por que no podemos vivir dos vidas y siempre que elijes algo, esto es clave, NO elijes la otra opción.

Y la vida es incertidumbre, cambio.

Esto es algo que deberíamos grabarnos a fuego para poder vivir de manera armoniosa, ecológica y empezar nuevos retos sin dejarnos la vida en ellos. Sin entrar en estancamiento o en ocasiones como dice en “parálisis por análisis” o peor en parálisis por miedo.

Y yo te pregunto miedo a qué? miedo a quiénes? que es lo peor que puede pasar?

Y lo peor que puede pasar es no vivir por estar empeñados en controlar, es saber cómo es el camino, en querer predecir las piedras que tendré que quitar. Y como el agua fluye, fluir ante las adversidades, sin forma definida (ya la definiremos cuando toque),no como un optimista ignorante sino como una persona que entiende que la vida sigue su cauce y que ante lo que no depende de él sólo puede pararse a reflexionar qué si puede hacer. El derecho al pataleo que cada vez dure menos, porque la vida a parte de ser incierta puede ser “injusta” sí, y qué, que hacemos con eso? no va a pasar lo que queremos siempre, ni después de la a viene la b.

Muchas veces la preocupación nos quita la energía para hacer frente a otras prioridades del presente, y a la vez no soluciona nada porque no ha pasado. Como se sabe el 99% de las cosas que nos preocupan no ocurren. Y me acuerdo una frase que decía siempre el padre de una amiga: “al por si acaso, nunca le pasa nada”. Y claro que no le pasa, claro que ha previsto todo para todos los problemas posibles pero lo que no le pasa es vivir, está ocupado en los “porsiacasos”.

Imagina liberar todo ese espacio y esa energía para que se cuelen cosas nuevas y productivas. Para que se cuelen pensamientos que te lleven a acciones que te acerquen a tus objetivos de vida.

Yo siempre he temblado ante algo nuevo, cuando siempre he acabado haciéndolo. Cuánto estrés podría haberme ahorrado pensando en algunas situaciones, cuantas veces hubiese liberado a mi cuerpo de esos cócteles de hormonas y productos químicos que han ido haciendo mella en mi salud. Y que está demostrado científicamente, que parece que nos tiene que pasar para que lo entendamos. Pregúntame por el burnout, que lo conozco perfectamente.

No dejes que tus maravillosas capacidades se minimicen ante el miedo, ante el control, ante querer saber cómo va a ser tu camino de aquí hacia adelante. Nadie lo sabemos. Y esa es la magia de la vida.

Y si no lo crees, prueba a hacerlo. Prueba a vivir sin controlar, prueba a ser tu mismo, a construir tu propio camino. Y confía, las herramientas que necesites aparecerán por el camino.

Yo estoy en ello.

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Abrazos Mil